Sol y sonrisas: la importancia de la vitamina D en los primeros años de vida

Durante mucho tiempo, la vitamina D fue vista como un nutriente secundario, asociado únicamente con la salud ósea. Sin embargo, en los últimos años la ciencia ha revelado su papel crucial en el desarrollo integral infantil. En México, diversos estudios han evidenciado que la deficiencia de vitamina D es más común de lo que se piensa, afectando tanto a recién nacidos como a niños en edad preescolar y escolar. Este déficit tiene consecuencias importantes sobre el crecimiento, el sistema inmunológico y el bienestar general de la infancia.

Una vitamina con múltiples funciones

La vitamina D es única porque el cuerpo puede sintetizarla con la exposición solar. Cuando la piel recibe radiación ultravioleta B (UVB), se activa la producción de esta hormona, que luego interviene en procesos esenciales:

  • Fortalecimiento óseo: permite la absorción de calcio y fósforo, fundamentales para el crecimiento de huesos y dientes.

  • Regulación inmunológica: ayuda a prevenir infecciones respiratorias y mejora la respuesta ante enfermedades.

  • Desarrollo cerebral: influye en la maduración neuronal y en funciones cognitivas tempranas.

  • Metabolismo energético: se ha relacionado con la prevención de obesidad y resistencia a la insulina.

En los primeros años de vida, cuando el cuerpo se desarrolla rápidamente, mantener niveles adecuados de vitamina D es determinante. Los niños con deficiencia pueden presentar raquitismo, debilidad muscular, retraso en el crecimiento o mayor vulnerabilidad ante infecciones.

Factores de riesgo

Los principales factores asociados con la deficiencia de vitamina D en niños son:

  1. Deficiencia materna durante el embarazo: las reservas del recién nacido dependen directamente de los niveles de la madre.

  2. Lactancia materna exclusiva sin suplementación: la leche humana, aunque ideal en muchos sentidos, contiene poca vitamina D si la madre no la produce en cantidad suficiente.

  3. Poca exposición solar directa: pasar menos de 20 minutos al día al aire libre reduce significativamente la síntesis cutánea.

  4. Obesidad infantil: la vitamina D queda atrapada en el tejido graso, dificultando su disponibilidad.

  5. Alimentación limitada: en México, el consumo de pescado, yema de huevo y lácteos fortificados sigue siendo bajo en los hogares.

Consecuencias de la deficiencia

Los efectos de un déficit prolongado pueden ser graves:

  • Raquitismo: enfermedad que debilita los huesos y provoca deformidades en piernas y columna.

  • Mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias: los niños con bajos niveles de vitamina D se enferman con más frecuencia y presentan cuadros más severos.

  • Retraso en el desarrollo psicomotor: algunos estudios han vinculado la deficiencia con menor tono muscular y problemas de coordinación.

Aumento del riesgo de enfermedades metabólicas: existe evidencia de su relación con la obesidad y la diabetes tipo 2 en etapas posteriores.

Exposición solar segura y dieta equilibrada

La manera más natural de obtener vitamina D sigue siendo la exposición solar. En México, bastan 15 a 20 minutos diarios de sol en brazos y piernas para mantener niveles adecuados, siempre evitando las horas de mayor radiación (de 11 a 15 horas). Los especialistas recomiendan balancear el uso de protector solar: aplicarlo después de unos minutos de exposición moderada, o bien optar por horarios más seguros, como antes de las 10 de la mañana o después de las 4 de la tarde.

En cuanto a la alimentación, los mejores aportes naturales provienen de pescados grasos como el salmón, la trucha o las sardinas, además de la yema de huevo y el hígado. Muchos productos disponibles en México —como leche, cereales y fórmulas infantiles— están fortificados con vitamina D y pueden contribuir significativamente a la ingesta recomendada.

Recomendaciones y prevención

La Academia Mexicana de Pediatría y el Instituto Nacional de Salud Pública sugieren las siguientes medidas:

    • Suplementar a lactantes con 400 unidades internacionales (UI) diarias si se alimentan exclusivamente con leche materna.

    • Revisar niveles en embarazadas y corregir deficiencias con asesoría médica.

    • Promover actividades al aire libre en escuelas y centros de cuidado infantil.

    • Fomentar dietas balanceadas que incluyan alimentos naturales y fortificados.

Capacitar al personal de salud para detectar y tratar oportunamente la deficiencia vitamínica.

Combatir la deficiencia de vitamina D en la infancia mexicana implica más que prescribir suplementos. Requiere educación familiar, políticas públicas y hábitos de vida saludables. La vitamina D simboliza la conexión entre el entorno y el cuerpo: la necesidad de reconectar a los niños con el sol, la naturaleza y el movimiento.

Garantizar que cada niño mexicano reciba suficiente vitamina D es apostar por generaciones más fuertes, con mejor desarrollo físico, mental y emocional. “Sol y sonrisas” no es solo una metáfora: es una fórmula científica y humana para crecer sanos y felices.

Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda, deberá consultar siempre con su médico de confianza.

Fuentes bibliográficas:

  1. Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Deficiencia de vitamina D en población infantil mexicana: análisis de prevalencia y factores asociados, 2023.

  2. Secretaría de Salud de México. Informe sobre deficiencias nutricionales en la infancia temprana, 2024.

  3. Academia Mexicana de Pediatría. Guía clínica para la prevención y tratamiento del déficit de vitamina D en niños y adolescentes, 2024.

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