En los últimos años, especialistas en nutrición y desarrollo infantil han comenzado a resaltar un hábito sencillo pero poderoso: cocinar con los niños. En México, donde las tasas de sobrepeso y obesidad infantil siguen siendo preocupantes, integrar a los pequeños en la preparación de los alimentos puede ser una estrategia eficaz para mejorar su salud y fortalecer su autoestima. La cocina compartida no solo enseña sobre alimentación saludable, sino que también promueve habilidades emocionales y sociales que los acompañarán toda la vida.
Cocinar juntos: más que una actividad divertida
Cuando los niños participan en la cocina, experimentan una relación más consciente con la comida. No solo ven los ingredientes, sino que los tocan, los huelen y entienden su origen. Esta interacción sensorial reduce la neofobia alimentaria —el rechazo a probar nuevos alimentos— y despierta su curiosidad por las frutas, verduras y platillos caseros.
Diversos programas educativos en países latinoamericanos han demostrado que los niños que cocinan desarrollan mayor interés por los alimentos saludables y adquieren una mejor comprensión de lo que implica nutrirse.
Además, cocinar juntos refuerza el vínculo afectivo. Padres e hijos se comunican, cooperan y celebran logros. Para un niño, escuchar un “¡Qué bien lo hiciste!” después de preparar una ensalada o una sopa, tiene un impacto emocional profundo. Esa sensación de logro fortalece su autoestima y le enseña que puede contribuir de manera significativa en su entorno.
Beneficios nutricionales comprobados
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Mayor consumo de frutas y verduras
Los niños que participan en la preparación de alimentos suelen aceptar más fácilmente las verduras. El simple hecho de lavar, pelar o cortar ingredientes aumenta su disposición a comerlos, especialmente cuando se les permite elegir o decorar el platillo. -
Menor dependencia de alimentos ultraprocesados
Al involucrarse en la cocina, las familias tienden a reducir el consumo de productos empaquetados, fritos o con alto contenido de azúcares. En comunidades urbanas mexicanas, donde la comida rápida y los refrigerios industriales son comunes, cocinar en casa representa un acto de resistencia saludable. -
Mejor control de porciones y educación alimentaria
Cocinar enseña a los niños a identificar la cantidad adecuada de comida, comprender el valor de los alimentos naturales y tomar decisiones conscientes sobre lo que consumen. -
Desarrollo de habilidades para la vida
Seguir instrucciones, medir ingredientes o limpiar después de cocinar fomenta la responsabilidad, la concentración y la autonomía. Estas habilidades no solo se aplican en la cocina, sino también en su desempeño escolar y social.
Impacto emocional y social
La cocina puede ser un laboratorio emocional. Al participar, los niños aprenden paciencia, cooperación y manejo de la frustración. Si una receta no sale bien, aprenden que el error no es un fracaso, sino una oportunidad para mejorar. También comprenden el valor del esfuerzo y del trabajo en equipo.
Además, cocinar en familia refuerza la identidad cultural. Preparar platillos tradicionales como sopes, tamales o guisados caseros les enseña sobre sus raíces y costumbres. Este sentido de pertenencia mejora la seguridad emocional del niño y le da orgullo por su entorno familiar y cultural.
Cómo aplicar la idea en casa
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Comienza con tareas simples. Los niños pequeños pueden lavar frutas, batir ingredientes o colocar los platos en la mesa.
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Permite que tomen decisiones. Elegir qué preparar o cómo presentar los alimentos refuerza su autonomía.
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Usa colores y texturas. Las verduras coloridas y las presentaciones creativas hacen que el proceso sea más atractivo.
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Evita el perfeccionismo. No se trata de cocinar “bien”, sino de disfrutar el proceso. El aprendizaje viene acompañado de pequeños desastres en la cocina, y eso está bien.
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Incorpora momentos educativos. Explica de dónde viene cada ingrediente y sus beneficios para el cuerpo. Así, los niños entenderán por qué comer sano es importante.
La cocina como herramienta educativa
Algunos colegios y programas comunitarios en México ya están incorporando talleres de cocina infantil como parte de sus actividades formativas. Estas experiencias buscan enseñar a los niños la importancia de una alimentación equilibrada y sostenible. Cocinar puede convertirse, así, en una herramienta pedagógica tan valiosa como leer o hacer deporte.
Además, esta práctica promueve la equidad de género desde edades tempranas. Cuando tanto niños como niñas participan en la cocina, se eliminan estereotipos y se fomenta la corresponsabilidad en el hogar.
Un cambio para toda la familia
Cocinar en familia tiene un efecto multiplicador: cuando los niños aprenden a disfrutar de los alimentos naturales, los padres también mejoran sus hábitos. Se reduce el consumo de refrescos, botanas y comidas rápidas, y se fortalecen los lazos afectivos. En este sentido, la cocina deja de ser una obligación y se transforma en un espacio de convivencia, creatividad y bienestar.
Cocinar con los hijos no es solo una actividad doméstica: es una inversión en salud y en autoestima. Los niños que aprenden a preparar sus propios alimentos se vuelven más conscientes, seguros y responsables. En un país como México, donde los problemas de nutrición infantil exigen soluciones sostenibles, fomentar la cocina compartida puede ser un paso simple, pero poderoso.
Cada vez que un niño se atreve a cortar una fruta o mezclar una ensalada, está aprendiendo más que una receta: está construyendo un vínculo positivo con la comida y con su entorno familiar. Los mini chefs del hogar no solo alimentan su cuerpo, sino también su confianza y felicidad.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda, deberá consultar siempre con su médico de confianza.
Fuentes bibliográficas:
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Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2022, Instituto Nacional de Salud Pública.
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Contreras-Manzano A., Denova-Gutiérrez E., Sánchez-Zamorano L. M. et al. “Dietary patterns in Mexican preschool children are associated with stunting and overweight”, Revista de Saúde Pública, 2021.
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Domínguez M. H. y Holaday S. “Cooking with Kids positively affects vegetable preferences and self-efficacy for food and cooking”, Journal of Nutrition Education and Behavior, 2014.












