Durante mucho tiempo, el tracto gastrointestinal de nuestros compañeros caninos y felinos fue considerado principalmente como el lugar donde se procesaban los alimentos y se absorbían los nutrientes. Sin embargo, investigaciones recientes han revelado un ecosistema complejo y dinámico que reside en su interior: el microbioma. Esta vasta comunidad de microorganismos, que incluye bacterias, virus, hongos y protozoos, desempeña un papel sorprendentemente crucial en la salud general de nuestras mascotas, influyendo significativamente en su sistema inmunológico y su salud digestiva. Comprender la intrincada relación entre el microbioma y el bienestar de nuestros animales es fundamental para proporcionarles una vida larga, saludable y feliz.
El microbioma canino y felino comienza a desarrollarse desde el nacimiento, influenciado por la microbiota de la madre y el entorno. A medida que el animal crece, su dieta, el ambiente y el uso de medicamentos, como los antibióticos, moldean la composición y la diversidad de esta comunidad microbiana. Un microbioma sano se caracteriza por una rica diversidad de especies bacterianas beneficiosas, que viven en un delicado equilibrio. Cuando este equilibrio se altera, un fenómeno conocido como disbiosis, pueden surgir diversos problemas de salud.
Uno de los roles más importantes del microbioma es su contribución al desarrollo y la función del sistema inmunológico. Las bacterias comensales, aquellas que viven en armonía con el huésped, interactúan constantemente con las células inmunitarias del intestino. Esta interacción temprana y continua ayuda a «educar» al sistema inmunológico, enseñándole a distinguir entre los invasores patógenos y los microorganismos beneficiosos. Un microbioma diverso y equilibrado fortalece la barrera intestinal, dificultando la entrada de patógenos y modulando la respuesta inmunitaria para evitar reacciones exageradas, como las alergias y las enfermedades autoinmunes.
Cuando se produce una disbiosis, la composición del microbioma se desequilibra, con una disminución de las bacterias beneficiosas y un aumento de las potencialmente dañinas. Esta alteración puede comprometer la integridad de la barrera intestinal, permitiendo que toxinas y patógenos pasen al torrente sanguíneo, desencadenando inflamación y una respuesta inmunitaria inadecuada. Se ha demostrado que la disbiosis está implicada en diversas enfermedades inmunomediadas en perros y gatos, como la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), las alergias cutáneas y la artritis.
Además de su impacto en el sistema inmunológico, el microbioma juega un papel fundamental en la salud digestiva de las mascotas. Las bacterias intestinales beneficiosas ayudan a descomponer los alimentos que el animal no puede digerir por sí solo, como ciertas fibras. Durante este proceso de fermentación, se producen ácidos grasos de cadena corta (AGCC), como el butirato, el acetato y el propionato. Estos AGCC son una fuente importante de energía para las células del revestimiento intestinal (enterocitos), ayudan a mantener la integridad de la barrera intestinal, regulan la inflamación y pueden tener efectos beneficiosos en todo el organismo.
Un microbioma sano también contribuye a la absorción de nutrientes esenciales y a la síntesis de ciertas vitaminas, como la vitamina K y algunas vitaminas del complejo B. Además, las bacterias beneficiosas compiten con los patógenos por los nutrientes y los sitios de adhesión en el intestino, ayudando a prevenir las infecciones gastrointestinales.
La disbiosis puede manifestarse en una variedad de problemas digestivos en perros y gatos, incluyendo diarrea, vómitos, flatulencia, dolor abdominal y pérdida de apetito. En casos crónicos, la disbiosis puede contribuir al desarrollo o la exacerbación de la EII, una condición inflamatoria crónica del tracto gastrointestinal que puede causar síntomas graves y afectar la calidad de vida del animal.
Varios factores pueden influir en la composición y la salud del microbioma canino y felino. La dieta es uno de los factores más importantes. Una dieta equilibrada y de alta calidad, rica en fibra prebiótica (que alimenta a las bacterias beneficiosas) y probióticos (microorganismos vivos beneficiosos), puede promover un microbioma sano. Por otro lado, una dieta pobre en nutrientes, alta en grasas saturadas o con ingredientes de baja calidad puede favorecer el crecimiento de bacterias dañinas.
El uso de antibióticos, aunque esencial para tratar infecciones bacterianas, puede tener un impacto significativo en el microbioma, eliminando tanto las bacterias patógenas como las beneficiosas. Esto puede provocar una disbiosis y aumentar el riesgo de problemas digestivos e inmunológicos. Es importante utilizar los antibióticos de manera responsable y, en algunos casos, considerar la administración de probióticos después de un tratamiento antibiótico para ayudar a restaurar el equilibrio del microbioma.
El estrés, la edad y el entorno también pueden influir en la composición del microbioma. El estrés crónico puede alterar la motilidad intestinal y la permeabilidad de la barrera intestinal, lo que puede afectar negativamente al microbioma. Los cachorros y los gatitos tienen un microbioma en desarrollo que es más susceptible a las alteraciones, mientras que en los animales mayores, la diversidad del microbioma puede disminuir naturalmente.
La investigación sobre el microbioma canino y felino está en constante evolución, y se están descubriendo nuevas formas de modularlo para mejorar la salud de nuestras mascotas. La suplementación con probióticos y prebióticos se ha convertido en una estrategia cada vez más popular para apoyar un microbioma sano y abordar problemas digestivos e inmunológicos. Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, confieren un beneficio para la salud 1 del huésped. Los prebióticos son 2 ingredientes no digeribles que fermentan selectivamente en el intestino, estimulando el crecimiento y la actividad de las bacterias beneficiosas.
En el futuro, es probable que veamos enfoques más personalizados para modular el microbioma de las mascotas, basados en el análisis individual de su composición microbiana. La secuenciación de ADN del microbioma fecal puede proporcionar información detallada sobre las especies bacterianas presentes y su abundancia relativa, lo que podría ayudar a los veterinarios a diseñar intervenciones dietéticas y suplementos probióticos específicos para las necesidades de cada animal.
Comprender y apoyar la salud del microbioma canino y felino es una parte integral del cuidado responsable de nuestras mascotas. Al proporcionarles una dieta adecuada, evitar el uso innecesario de antibióticos, minimizar el estrés y, en algunos casos, utilizar probióticos y prebióticos, podemos ayudar a mantener un microbioma equilibrado y diverso, fortaleciendo su sistema inmunológico, promoviendo una digestión saludable y contribuyendo a su bienestar general y longevidad. El universo invisible que reside en el interior de nuestras mascotas es un aliado poderoso en su salud, y cuidarlo es una inversión invaluable en su calidad de vida.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su medico de confianza.
Fuentes Bibliográficas:
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