Tener una mascota va mucho más allá de la simple compañía. En los últimos años, la ciencia ha demostrado que los animales de compañía influyen positivamente en la salud mental, emocional y social de las personas. En México, donde según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) más del 57% de los hogares conviven con al menos un animal, esta relación se ha convertido en un fenómeno social y de salud pública digno de estudio.
Los perros y gatos, principalmente, se han integrado en la vida cotidiana mexicana no solo como guardianes o adornos del hogar, sino como miembros de la familia. Su presencia brinda consuelo, reduce el estrés y mejora el bienestar emocional, un efecto que se ha comprobado tanto en adultos como en niños y adultos mayores. Especialistas señalan que interactuar con una mascota genera una respuesta neurobiológica asociada al placer y la calma, gracias a la liberación de oxitocina y serotonina, conocidas como las “hormonas de la felicidad”.
La conexión entre humanos y animales es tan profunda que incluso ha sido incorporada como terapia complementaria en hospitales, escuelas y centros de rehabilitación. En México, hospitales públicos como el Instituto Nacional de Rehabilitación y el Hospital General de México han implementado programas de terapia asistida con perros para pacientes con depresión, ansiedad o discapacidades motoras. Los resultados han sido alentadores: se registran mejoras en el estado de ánimo, la motivación y la comunicación emocional.
El beneficio emocional no se limita al cariño. Cuidar a una mascota estimula la responsabilidad, la empatía y el sentido de propósito. En niños y adolescentes, estas cualidades se traducen en un desarrollo socioemocional más equilibrado. Los psicólogos infantiles del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) han observado que los niños que crecen con mascotas desarrollan mayor sensibilidad hacia los demás seres vivos, así como habilidades de autocontrol y comunicación. Cuidar de un ser que depende de ellos promueve la empatía y el sentido de compromiso, elementos esenciales para la madurez emocional.
En los adultos mayores, los animales de compañía cumplen una función terapéutica de enorme valor. En hogares y asilos de México, los programas de convivencia con mascotas —como los promovidos por el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM)— han demostrado que el contacto con animales reduce la presión arterial, mejora la oxigenación y disminuye los síntomas de ansiedad o depresión. Para muchas personas mayores que viven solas, un perro o un gato representa una fuente constante de afecto, compañía y sentido de pertenencia.
El vínculo humano-animal también impacta el sistema inmunológico y fisiológico. Estudios del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) han encontrado que las personas que conviven regularmente con mascotas presentan niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés, y una presión arterial más estable. Además, los paseos diarios con perros fomentan la actividad física moderada, lo que contribuye a mejorar la salud cardiovascular. De esta forma, los beneficios emocionales se traducen también en bienestar físico.
Por otro lado, el impacto de las mascotas se extiende a las comunidades. En barrios y parques urbanos de ciudades mexicanas como Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey, los espacios pet friendly han fomentado la convivencia y la empatía social. Compartir paseos, adoptar juntos o participar en actividades de rescate animal ha fortalecido los lazos vecinales y promovido valores de solidaridad y cuidado.
Desde una perspectiva emocional y social, las mascotas actúan como mediadoras del afecto y la conexión humana. Su presencia nos recuerda la importancia del cuidado mutuo, la paciencia y el amor incondicional. Al recibir cariño sin juicio ni expectativa, las personas encuentran en los animales una forma de sanar heridas emocionales y fortalecer la autoestima. En tiempos de estrés, soledad o incertidumbre, una mascota puede ser el ancla emocional que mantiene el equilibrio.
En un país donde los problemas de salud mental han aumentado en los últimos años, reconocer el papel de las mascotas como apoyo emocional es fundamental. Promover su adopción responsable y facilitar su integración en programas de bienestar y salud pública puede generar beneficios a gran escala. Las mascotas no solo brindan compañía: enseñan empatía, reducen el estrés, alivian la soledad y nos ayudan a reconectar con lo más humano de nosotros mismos.
Las “mascotas con propósito” son, en esencia, un puente entre el cuerpo y la mente, entre la emoción y la calma. Su presencia transforma hogares y comunidades. Entender su valor no es solo un acto de amor hacia los animales, sino una apuesta por una sociedad más compasiva, sana y equilibrada.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico de confianza.
Fuentes bibliográficas:
- Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (2024). Estudio sobre los efectos emocionales del vínculo humano-animal en población mexicana. Secretaría de Salud.
- Universidad Nacional Autónoma de México (2023). Informe sobre bienestar psicológico y convivencia con mascotas durante la pandemia de COVID-19. Facultad de Psicología.
- Instituto Mexicano del Seguro Social (2024). Impacto fisiológico y emocional de la convivencia con animales domésticos en la salud de los mexicanos. Coordinación de Investigación en Salud.