La relación entre la alimentación y el bienestar emocional ha cobrado cada vez más relevancia en la ciencia. Hoy, no solo se trata de contar calorías o prevenir enfermedades crónicas: también se ha comprobado que una dieta rica en verduras y frutas puede influir directamente en el estado de ánimo, la energía y la capacidad para manejar el estrés. En México, donde el consumo de vegetales sigue siendo bajo, apostar por una “revolución verde” puede significar una mejora integral en la salud física y mental de la población.
Cuando la comida afecta el ánimo
Los vegetales aportan nutrientes esenciales —como el folato, el magnesio, el potasio y las vitaminas del complejo B— que participan en la producción de neurotransmisores relacionados con el bienestar, como la serotonina y la dopamina. Además, su alto contenido de antioxidantes combate el estrés oxidativo, un proceso que se ha asociado con la depresión y la ansiedad.
El eje intestino-cerebro: una conexión sorprendente
El intestino humano alberga trillones de bacterias que forman el microbioma intestinal, un ecosistema clave para la digestión y el equilibrio inmunológico. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que este también se comunica con el cerebro mediante señales químicas, influyendo en las emociones.
La fibra de las verduras alimenta a las bacterias beneficiosas, que producen ácidos grasos de cadena corta con propiedades antiinflamatorias. Cuando la dieta carece de vegetales, el equilibrio microbiano se rompe, generando disbiosis intestinal, lo que puede contribuir a síntomas de ansiedad, depresión e irritabilidad.
La situación en México: un país con déficit verde
Pese a la evidencia científica, los mexicanos siguen comiendo pocos vegetales. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2023), menos del 40% de la población consume las cinco porciones diarias recomendadas. En contraste, el 85% de los adultos ingiere bebidas azucaradas al menos una vez al día.
El bajo consumo de vegetales se explica por varios factores: hábitos arraigados, publicidad de productos ultraprocesados, falta de tiempo para cocinar y, en algunas regiones, el alto costo de alimentos frescos. Esta carencia nutricional no solo contribuye al sobrepeso y la obesidad, sino también a deficiencias emocionales relacionadas con el estrés y el cansancio crónico.
Comer verde, sentirte bien
Los beneficios emocionales de las verduras pueden notarse incluso a corto plazo. Un estudio demostró que aumentar el consumo diario de frutas y verduras mejora los niveles de energía, la satisfacción y la sensación de bienestar general en tan solo dos semanas.
En el caso mexicano, incorporar verduras en la dieta cotidiana puede tener un impacto profundo, no solo en la salud mental, sino también en la calidad de vida. Los vegetales de hoja verde, por ejemplo, son ricos en ácido fólico, fundamental para la producción de serotonina. Las crucíferas como el brócoli o la coliflor aportan sulforafano, un antioxidante con potencial antidepresivo. Y las zanahorias, calabazas y jitomates, ricos en betacarotenos, ayudan a reducir el estrés oxidativo.
Estrategias para fomentar la revolución verde
La transformación alimentaria requiere más que buena voluntad. En México, diversos programas están buscando promover el consumo de vegetales desde la niñez. Escuelas de Jalisco, Puebla y Nuevo León ya implementan huertos escolares, donde los niños siembran, cosechan y prueban sus propios alimentos. Esta práctica ha demostrado aumentar la aceptación de frutas y verduras entre los menores.
Por otro lado, las campañas públicas de la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación Pública han comenzado a vincular la alimentación saludable con la salud emocional. El mensaje se centra en que comer bien no solo previene enfermedades, sino que también mejora el ánimo y la concentración, especialmente en adolescentes.
En el ámbito clínico, algunos centros de salud mental en México han empezado a integrar asesoría nutricional como parte del tratamiento complementario para trastornos leves de ansiedad y depresión. Aunque no sustituye la terapia psicológica o psiquiátrica, la alimentación adecuada puede potenciar los resultados y reducir la recaída.
Cómo comenzar el cambio en casa
Adoptar una alimentación más verde no requiere transformaciones drásticas. Los expertos recomiendan pasos graduales:
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Añadir color al plato: incluir al menos tres colores distintos de verduras al día garantiza una amplia variedad de nutrientes.
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Optar por verduras locales y de temporada: son más económicas, frescas y sostenibles.
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Preparaciones variadas: salteadas, al vapor, en sopas o licuadas, las verduras pueden adaptarse a cualquier gusto.
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Evitar los jugos industriales: aunque se promocionan como saludables, suelen carecer de fibra y contener azúcares añadidos.
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Educar con el ejemplo: los niños imitan lo que ven. Si los adultos disfrutan las verduras, es más probable que ellos también lo hagan.
Más allá de la moda: un cambio de paradigma
El auge de la alimentación basada en plantas no debería verse como una moda, sino como una respuesta natural ante los crecientes problemas de salud mental y metabólica. Las verduras no son solo un acompañamiento, sino protagonistas en la construcción del bienestar.
México, un país con una rica tradición agrícola y culinaria, tiene el potencial para liderar su propia revolución verde. Revalorizar las verduras, incorporarlas en los platillos típicos y promover su acceso equitativo podría transformar la salud colectiva.
Cuidar el cuerpo a través de lo que comemos también es cuidar la mente. Un plato colorido, fresco y lleno de vegetales puede ser, literalmente, una dosis diaria de felicidad.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda, deberá consultar siempre con su médico de confianza.
Fuentes bibliográficas:
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Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2023, Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
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Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Facultad de Medicina, Departamento de Nutrición y Salud Pública, Informe sobre hábitos alimentarios y salud mental, 2024.
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Organización Panamericana de la Salud (OPS), “Alimentación saludable y salud mental en América Latina”, Informe Regional 2024.












