La llegada de un bebé es un momento de alegría y esperanza. Como padres, nuestro instinto es protegerlos de todo mal, y una de las herramientas más poderosas y probadas para lograrlo son las vacunas. A pesar de su eficacia, aún existen dudas y mitos que pueden generar incertidumbre. Es fundamental entender por qué la vacunación en la primera infancia no solo protege a nuestros hijos, sino que también construye un escudo de salud para toda la sociedad.
¿Cómo funcionan las vacunas?
Las vacunas son preparaciones que contienen una forma debilitada o muerta de un virus o bacteria, o incluso solo una parte de ellos. Cuando se administran, le enseñan al sistema inmunitario del cuerpo a reconocer y combatir a esos agentes infecciosos sin causar la enfermedad. Así, si el niño se expone al patógeno real en el futuro, su cuerpo ya tiene la «memoria» y las herramientas para defenderse de inmediato y prevenir el desarrollo de una enfermedad grave. Es un entrenamiento seguro para el sistema de defensa de nuestros hijos.
Más que una protección individual: El efecto rebaño
Una de las maravillas de la vacunación es el concepto de inmunidad de rebaño o comunitaria. Cuando la mayoría de las personas en una comunidad están vacunadas contra una enfermedad, se reduce drásticamente la posibilidad de que el patógeno se propague. Esto no solo protege a quienes sí están vacunados, sino también a los miembros más vulnerables de la comunidad, como los recién nacidos, las personas con sistemas inmunitarios comprometidos o aquellos que no pueden ser vacunados por razones médicas. La vacunación de un niño es un acto de solidaridad que protege a todos a su alrededor.
El Calendario de Vacunación: Un plan de defensa
En México, la Secretaría de Salud establece un esquema de vacunación que incluye las dosis necesarias desde el nacimiento hasta la adolescencia. Este calendario está diseñado científicamente para ofrecer la máxima protección en los momentos clave del desarrollo de un niño. Cumplir con este esquema es crucial, ya que cada vacuna tiene su propósito y momento para ser efectiva. Faltar a una cita o retrasar una dosis puede dejar al niño vulnerable justo cuando más lo necesita.
Derribando mitos y reafirmando la ciencia
Es común escuchar preocupaciones sobre las vacunas, pero la evidencia científica es contundente: son seguras y efectivas. El mito de una supuesta relación entre vacunas y autismo ha sido completamente desacreditado por múltiples estudios a gran escala. Las vacunas salvan millones de vidas al año y han logrado erradicar enfermedades mortales como la viruela y mantener a raya otras como la poliomielitis y el sarampión, que en el pasado causaban estragos y muerte infantil.
Vacunar a nuestros hijos es una de las decisiones más importantes que tomamos para su salud. Es una inversión en su futuro y en el de la sociedad. Al seguir el calendario de vacunación, les estamos dando la oportunidad de crecer sanos y fuertes, libres de enfermedades que no deberían volver a ser una amenaza.
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