La dieta BARF: ¿alimentación natural o riesgo para tu mascota?

En los últimos años, la alimentación natural para mascotas se ha convertido en una tendencia creciente entre los dueños mexicanos. Cada vez más personas buscan ofrecer a sus perros y gatos dietas libres de conservadores, granos procesados y subproductos industriales. En este contexto, la dieta BARF —acrónimo de Biologically Appropriate Raw Food o Bones and Raw Food— ha ganado popularidad como una alternativa “más natural” frente al alimento comercial seco o enlatado.

La dieta BARF propone alimentar a las mascotas con ingredientes crudos y frescos, simulando la alimentación ancestral de sus antepasados salvajes. Sus promotores argumentan que esta forma de nutrición mejora la digestión, fortalece el sistema inmunológico, aporta energía y mejora la salud dental. Sin embargo, veterinarios y autoridades sanitarias en México alertan sobre los riesgos que puede implicar si no se maneja con criterios científicos y medidas de higiene adecuadas.

¿En qué consiste la dieta BARF?

La alimentación BARF se basa, en promedio, en un 70-80% de carne cruda, huesos carnosos y vísceras, complementada con frutas, verduras, huevos y algunos suplementos. Los defensores de este modelo sostienen que las croquetas comerciales contienen exceso de carbohidratos y aditivos que pueden generar alergias, sobrepeso o problemas digestivos.

En México, grupos en redes sociales y veterinarios independientes han impulsado esta tendencia, ofreciendo planes personalizados según el tamaño, edad y nivel de actividad del animal. La industria también ha respondido: actualmente existen empresas nacionales que venden mezclas BARF congeladas, listas para servir, con controles sanitarios y balance nutricional certificados.

El auge de lo “natural” en la alimentación animal

El interés por la alimentación saludable no solo ha crecido entre los humanos. De acuerdo con estudios, el mercado de alimentos naturales para mascotas en México aumentó un 35% entre 2020 y 2024. Las generaciones jóvenes, en particular, tienden a buscar opciones que reflejen su propio estilo de vida consciente y ecológico.

Sin embargo, los expertos subrayan que natural no siempre significa seguro ni equilibrado. Muchos dueños elaboran las dietas en casa sin asesoría profesional, basándose en recetas de internet o recomendaciones de redes sociales. Este tipo de prácticas puede provocar deficiencias nutricionales o incluso intoxicaciones alimentarias.

Riesgos sanitarios y nutricionales

Una de las principales preocupaciones en torno a la dieta BARF es la contaminación bacteriana. Al contener carne cruda, puede ser fuente de patógenos como Salmonella, Listeria monocytogenes o Escherichia coli, que no solo afectan a las mascotas, sino también a los humanos que manipulan los alimentos o comparten espacios con ellas.

Un estudio realizado en 2023 detectó que más del 50% de las muestras de dietas crudas analizadas contenían microorganismos potencialmente patógenos. Los investigadores advirtieron que el riesgo es mayor en hogares con niños, adultos mayores o personas inmunocomprometidas.

Además, la falta de control en las proporciones de nutrientes puede provocar desequilibrios graves. Los perros y gatos requieren cantidades específicas de calcio, fósforo, proteínas, grasas y vitaminas. Un exceso de huesos, por ejemplo, puede causar estreñimiento o fracturas dentales, mientras que una deficiencia de calcio puede derivar en problemas óseos.

En gatos, carnívoros estrictos, los errores son aún más delicados: carecen de la capacidad de sintetizar ciertos aminoácidos y vitaminas esenciales, como la taurina y la vitamina A, por lo que una dieta casera mal formulada puede causar ceguera o insuficiencia cardíaca.

La otra cara: beneficios cuando se hace bien

No todo es riesgo. Cuando la dieta BARF se formula y supervisa adecuadamente, puede ofrecer beneficios reales. Veterinarios especializados en nutrición animal reconocen que las dietas frescas y balanceadas pueden mejorar la digestión, la salud dental y la calidad del pelaje. También reducen el mal aliento, las heces voluminosas y las reacciones alérgicas que a veces provocan los alimentos procesados.

En México, algunos hospitales veterinarios y clínicas integrales ofrecen ya servicios de nutrición personalizada, donde un especialista diseña el plan BARF con base en análisis clínicos, peso, edad y condición física del animal. Además, existen marcas nacionales que comercializan productos certificados bajo normas de inocuidad alimentaria.

Recomendaciones para una transición segura

Si un dueño decide adoptar este tipo de dieta, los expertos sugieren hacerlo bajo la guía de un veterinario especializado en nutrición. La transición debe ser gradual, sustituyendo progresivamente el alimento seco por la dieta cruda para evitar trastornos digestivos.

También es indispensable mantener una higiene estricta:

  • Lavar bien los utensilios y superficies de preparación.

  • Desinfectar las manos antes y después de manipular la carne cruda.

  • Congelar los alimentos a temperaturas de -18 °C para eliminar parásitos.

  • Descongelar en refrigeración, nunca a temperatura ambiente.

Además, se recomienda realizar revisiones veterinarias periódicas, monitorear el peso y realizar análisis sanguíneos cada seis meses para detectar posibles deficiencias o excesos.

La dieta BARF representa una búsqueda legítima por ofrecer a las mascotas una alimentación más natural y cercana a su origen biológico. Sin embargo, la línea entre lo saludable y lo riesgoso es delgada. Los beneficios solo se alcanzan cuando se formula con rigor científico, higiene y asesoría profesional.

En un país donde las mascotas son consideradas parte de la familia —más del 70% de los hogares mexicanos tiene al menos un animal de compañía—, alimentar bien también es una forma de cuidar la salud pública. La decisión final no debería basarse en modas, sino en conocimiento, responsabilidad y amor informado.

Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda, deberá consultar siempre con su médico de confianza.

Fuentes bibliográficas:

  1. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, UNAM. Estudio sobre microbiología y seguridad alimentaria en dietas crudas para mascotas en México, 2023.

  2. Asociación Mexicana de Veterinarios Especialistas en Pequeñas Especies (AMVEPE). Guía de alimentación natural y balanceada en animales de compañía, 2024.

  3. Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) y SENASICA. Lineamientos sobre inocuidad alimentaria en productos de origen animal para consumo de mascotas, 2024.

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