El juego no es una simple distracción, sino una necesidad biológica y emocional que moldea el cerebro y determina la salud integral de los niños. En México, donde más del 35% de la población infantil vive en contextos de vulnerabilidad y el sobrepeso, el sedentarismo y los problemas de salud mental van en aumento, recuperar el valor del juego se ha convertido en una urgencia de salud pública.
Diversos estudios en neurociencia han demostrado que las experiencias lúdicas fortalecen las conexiones neuronales y desarrollan habilidades fundamentales como la atención, la memoria, la empatía y la autorregulación emocional. Jugar no solo ayuda a aprender, sino que literalmente “construye” el cerebro, al estimular la plasticidad neuronal y el equilibrio emocional.
Jugar para crecer: beneficios físicos y mentales
El juego activo, especialmente al aire libre, mejora la capacidad cardiorrespiratoria, fortalece los músculos y huesos, y reduce el riesgo de enfermedades metabólicas a futuro. Pero sus beneficios no son solo físicos. La evidencia científica demuestra que los niños que tienen más oportunidades de juego libre presentan mejores resultados en regulación emocional, habilidades sociales y creatividad.
El juego simbólico —“jugar a ser”— es clave en el desarrollo de la empatía y la resolución de conflictos. Cuando los niños inventan historias o simulan roles, aprenden a ponerse en el lugar del otro, a tolerar frustraciones y a comunicar sus emociones de forma saludable.
Por otro lado, el juego guiado o estructurado, como los deportes o las dinámicas cooperativas, fomenta la disciplina, el trabajo en equipo y el respeto por las reglas. Estos valores son esenciales para una convivencia sana, tanto dentro como fuera del aula.
Entornos que limitan el juego
En México, el acceso al juego no es equitativo. En comunidades rurales, la falta de infraestructura y materiales lúdicos adecuados limita la estimulación temprana. En zonas urbanas, el problema es distinto: la inseguridad y la urbanización desordenada reducen las áreas recreativas seguras.
La violencia y la pobreza también son factores que restringen el ocio infantil. Muchos niños deben asumir responsabilidades domésticas o acompañar a sus padres en trabajos informales, lo que disminuye su tiempo para jugar. A esto se suma el consumo excesivo de tecnología: la exposición prolongada a pantallas, en lugar de favorecer la diversión, reduce la interacción social y afecta la calidad del sueño.
Avances y desafíos en las políticas públicas
México ha dado pasos importantes hacia el reconocimiento del derecho al juego. En 2024, el país celebró por primera vez el Día Internacional del Juego, impulsado por UNICEF y la Secretaría de Educación Pública (SEP), con actividades que promovieron el juego libre y la recreación segura en planteles escolares.
Asimismo, los programas de desarrollo infantil temprano del DIF y el INSP han incorporado actividades lúdicas como parte de sus estrategias de estimulación y salud emocional. Sin embargo, las brechas persisten: muchas escuelas continúan reduciendo los recreos para aumentar el tiempo académico, y los espacios públicos infantiles siguen siendo insuficientes o inseguros.
La clave, según expertos en salud y desarrollo, está en incorporar el juego como herramienta transversal en las políticas de salud, educación y urbanismo. No se trata solo de permitir el juego, sino de planificar ciudades, escuelas y comunidades que lo fomenten activamente.
Ejemplos de buenas prácticas
Algunos municipios del país han comenzado a innovar. En Puebla, el programa “Escuelas que se mueven” fomenta pausas activas y juegos motores en el aula. En Monterrey y Guadalajara, proyectos de urbanismo táctico están recuperando espacios públicos con murales, juegos de piso y mobiliario seguro para promover la actividad lúdica.
En comunidades indígenas de Chiapas y Oaxaca, las ludotecas móviles del DIF y organizaciones civiles han logrado mejorar el desarrollo cognitivo y emocional de niños en situación de marginación, al llevar juguetes, libros y materiales recreativos a zonas de difícil acceso.
Estas experiencias muestran que fomentar el juego no requiere grandes inversiones, sino voluntad política y coordinación entre sectores.
El papel de las familias
El hogar sigue siendo el primer espacio de aprendizaje y diversión. Sin embargo, muchas familias asocian el juego con pérdida de tiempo, sin comprender su valor pedagógico y emocional. Promover una cultura del juego implica sensibilizar a madres, padres y cuidadores sobre su impacto en la salud y el desarrollo.
Especialistas recomiendan dedicar al menos una hora diaria al juego compartido, sin distracciones tecnológicas. Jugar con los hijos fortalece los lazos afectivos, mejora la comunicación y previene conductas de riesgo en la adolescencia.
«Jugar salva cerebros» porque permite que los niños aprendan, experimenten y se desarrollen en libertad. El juego estimula el cuerpo, la mente y el corazón: reduce el estrés, mejora la concentración, impulsa la creatividad y fortalece la resiliencia emocional.
En México, garantizar el derecho al juego es una tarea que involucra a todos: familias, escuelas, gobiernos y comunidades. No se trata solo de abrir parques o recreos, sino de entender que el juego es una herramienta de salud pública que previene enfermedades, mejora el bienestar mental y construye ciudadanía desde la infancia.
Proteger el tiempo de juego es, en realidad, proteger el futuro. Porque cada minuto que un niño juega es un minuto en el que su cerebro crece, su cuerpo se fortalece y su mundo se vuelve más humano.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda, deberá consultar siempre con su médico de confianza.
Fuentes bibliográficas
-
Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022: Resultados sobre desarrollo infantil y actividad física. Cuernavaca, México, 2023.
-
UNICEF México. México conmemora por primera vez el Día Internacional del Juego. Comunicado oficial, junio 2024.
-
Active Healthy Kids México. Tarjeta de Calificaciones de Actividad Física Infantil y Adolescente 2022. Universidad de Sonora / Universidad de Guadalajara, 2022.












