Innovadora terapia hormonal promete aliviar síntomas de la menopausia sin riesgos

Diagnostico

En México, más de 12 millones de mujeres transitan el climaterio y la menopausia, una etapa natural que puede venir acompañada de sofocos, alteraciones del sueño, cambios del estado de ánimo, sequedad urogenital y pérdida acelerada de masa ósea. En los últimos años han surgido formulaciones y esquemas de terapia hormonal con mejores perfiles de seguridad y un abordaje más personalizado. Aun así, ningún tratamiento está completamente libre de riesgos: el mensaje clave de las guías actuales es equilibrar beneficios y posibles efectos adversos según la historia clínica, el tiempo transcurrido desde la última menstruación y las preferencias informadas de cada paciente.

Qué hay de nuevo en el enfoque terapéutico

Las actualizaciones internacionales de 2023–2024 insisten en tres ideas:

  1. Indicación clínica clara: la terapia hormonal se considera para síntomas vasomotores moderados a severos o para el síndrome genitourinario de la menopausia que impacta la calidad de vida.

  2. La dosis y la vía importan: los esquemas actuales favorecen utilizar la menor dosis eficaz y revisar periódicamente la necesidad de continuar. Las vías no orales pueden ser una alternativa cuando se busca reducir ciertos riesgos específicos, siempre bajo valoración médica.

  3. Tiempo oportuno: iniciar tratamiento durante la “ventana de oportunidad” (alrededor de los primeros 10 años tras la menopausia o antes de los 60 años) se asocia con una relación beneficio–riesgo más favorable que en inicios tardíos.

En paralelo, se consolidan modelos de decisión compartida: la paciente y su profesional discuten opciones, expectativas y dudas con información clara sobre eficacia, seguridad y alternativas no hormonales. Esta conversación —documentada en expediente— es hoy considerada parte del estándar de calidad.

México: regulación y seguridad primero

En el contexto mexicano, la autoridad sanitaria ha reforzado la comunicación sobre la seguridad de productos comercializados como “bioidénticos” sin registro sanitario. Estos productos, vendidos como suplementos o preparados “a la medida”, pueden eludir los controles de calidad, potencia y pureza exigidos a los medicamentos, exponiendo a las usuarias a variabilidad en dosis y riesgos no cuantificados. La recomendación regulatoria general es utilizar tratamientos con autorización sanitaria y seguimiento profesional, evitando la automedicación y la compra por internet sin garantías.

Este énfasis regulatorio convive con la disponibilidad creciente —en instituciones y práctica privada— de esquemas hormonales estandarizados y probados. La elección final se ajusta a cada caso, considerando antecedentes personales y familiares (trombosis, cáncer de mama o endometrio, enfermedad cardiovascular), medicación concomitante, IMC y hábitos de vida. Los servicios de salud también promueven controles periódicos (revisión clínica, mamografía según edad y riesgo, y evaluación cardiometabólica) como parte del tratamiento.

¿Qué síntomas pueden mejorar?

La evidencia de calidad muestra que la terapia hormonal es la opción más eficaz para los síntomas vasomotores (sofocos y sudoraciones nocturnas) y contribuye a mejorar el sueño cuando estos síntomas lo alteran. En el síndrome genitourinario (sequedad, dolor en las relaciones, urgencia urinaria), las opciones locales (de aplicación vaginal) actúan con baja absorción sistémica y se enfocan en la reparación de tejidos y el confort. Adicionalmente, la terapia sistémica reduce la pérdida ósea y el riesgo de fracturas en mujeres con riesgo elevado, siempre como parte de un plan integral que incluye calcio dietario, vitamina D razonable, ejercicio con carga y prevención de caídas.

¿Y los riesgos?

Las guías actuales son explícitas: los riesgos varían según el tipo de esquema, la dosis, la vía de administración, el tiempo de uso, el momento de inicio y si la mujer conserva el útero. Entre los eventos que se monitorean están tromboembolismo venoso, eventos cardiovasculares, accidente cerebrovascular y cáncer de mama. En mujeres con útero, la protección endometrial adecuada es esencial cuando se emplean estrógenos sistémicos. La evaluación individual permite identificar quiénes son buenas candidatas y en qué condiciones conviene evitar o posponer la terapia.

Por ello, hablar de “sin riesgos” es engañoso: lo correcto es decir que hoy existen esquemas con perfiles de seguridad mejor caracterizados, que cuando se usan en las pacientes adecuadas y por el tiempo necesario, maximizan beneficios y minimizan riesgos.

Personalización: más allá de la receta

El manejo moderno de la menopausia trasciende la “pastilla indicada”. Incluye:

  • Estrategias de estilo de vida: regularidad del sueño, ejercicio aeróbico y de fuerza, cuidado del peso, moderación de alcohol y cafeína, y técnicas de manejo del estrés.

  • Salud cardiovascular: el climaterio es una oportunidad para detectar hipertensión, dislipidemia o prediabetes y tratar factores de riesgo.

  • Salud mental: tamizaje de ansiedad y depresión, y derivación cuando corresponde.

  • Salud ósea: evaluación de riesgo de fractura, hábitos dietarios y ejercicio con impacto.

  • Salud sexual y piso pélvico: educación, lubricantes/humectantes y, cuando se requiere, terapias locales específicas y fisioterapia del suelo pélvico.

En este marco, la terapia hormonal no es universal ni excluyente: es una pieza dentro de un plan integral.

Decisión compartida en la práctica mexicana

Una consulta de calidad suele seguir estos pasos:

  1. Historia clínica dirigida: edad de menopausia, intensidad de síntomas, comorbilidades y antecedentes familiares.

  2. Exploración y tamizajes: PA, IMC, evaluación mamaria y ginecológica según indicaciones, y perfil cardiometabólico.

  3. Explicación de opciones: hormonales y no hormonales, efectos esperados, posibles molestias iniciales y señales de alarma.

  4. Plan y seguimiento: iniciar a la menor dosis eficaz, revisar respuesta y tolerancia a las 8–12 semanas, y revaluar cada 6–12 meses.

  5. Registro: dejar constancia de la conversación y acordar objetivos (mejorar sueño, reducir sofocos, reanudar actividad física, etc.).

Este proceso empodera a la paciente y reduce la probabilidad de uso inapropiado o prolongado sin beneficio.

¿Qué hay en el horizonte?

Los últimos años han traído nuevos conocimientos sobre la fisiología del “termóstato” hipotalámico y los circuitos neuronales implicados en los sofocos, lo que ha impulsado tratamientos complementarios de mecanismos específicos. Aunque no todos son hormonales, contribuyen a ampliar el menú terapéutico para quienes no pueden o no desean usar hormonas. En paralelo, se investiga cómo diferentes vías de administración y combinaciones pueden modular el perfil de seguridad en subgrupos concretos (por ejemplo, mujeres con mayor riesgo trombótico). En México, la discusión pública sobre la menopausia ha crecido: hay más cobertura en medios, más cursos para profesionales y más pacientes que consultan informadas y demandan tratamientos con respaldo científico y autorización sanitaria.

Mensajes clave para lectoras en México

  • No hay terapia “sin riesgos”: hay alternativas con respaldo sólido cuya seguridad depende de usarse en las candidatas correctas, con dosis y tiempos adecuados y controles regulares.

  • Evita productos sin registro: los preparados “artesanales” o “bioidénticos” vendidos como suplementos pueden carecer de control de calidad. Consulta si el producto cuenta con autorización sanitaria y sigue indicaciones profesionales.

  • La mejor decisión es informada y personalizada: edad, tiempo desde la menopausia, síntomas, salud cardiovascular, salud mamaria y preferencias personales orientan la elección.

  • El plan es integral: hábitos de vida, salud mental y sexual, prevención ósea y evaluación cardiometabólica son tan importantes como cualquier fármaco.

  • Revisión periódica: lo que hoy es la mejor opción puede cambiar con la evolución clínica o nuevas prioridades.

Hablar de “innovación” en menopausia no significa prometer soluciones mágicas. Significa mejor evidencia, mejor selección de candidatas, mejores conversaciones clínicas y mejor seguimiento. Con ese marco, la terapia hormonal —indicada con criterio y supervisión— puede aliviar de manera notable los síntomas que más afectan la vida cotidiana, manteniendo la seguridad como prioridad. Para las mujeres mexicanas, el reto es doble: acceso a información confiable y acceso a servicios que ofrezcan diagnóstico, alternativas terapéuticas reguladas y acompañamiento continuo. En ese camino, la coordinación entre profesionales, instituciones y autoridades sanitarias es clave para que cada decisión sea tan efectiva como segura.

Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico de confianza.


Fuentes bibliográficas

  • COFEPRIS (México). “Alerta sobre uso de hormonas ‘bioidénticas’ para tratar premenopausia y posmenopausia”.

  • NICE. Menopause: identification and management (actualización 2024).

  • International Menopause Society. Menopause and MHT in 2024: addressing the key controversies (White Paper, 2024).

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