De cuidar a ser cuidados: la transformación de los roles familiares en México

En México, el cuidado de las personas mayores ha sido, por décadas, una labor profundamente arraigada en el ámbito familiar. Culturalmente, los hijos —en especial las mujeres— asumían la responsabilidad de cuidar a sus padres o abuelos en la vejez. Sin embargo, en los últimos años este modelo ha comenzado a transformarse. Factores como el envejecimiento poblacional, la migración, la participación laboral femenina y los cambios económicos y sociales han modificado la manera en que se entiende y se ejerce el cuidado. Hoy, muchas personas mayores pasan de ser cuidadoras a necesitar cuidados, en un contexto donde el apoyo institucional aún es insuficiente.

México atraviesa un proceso de envejecimiento acelerado. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en 2020 el 12% de la población tenía 60 años o más, y para 2050 se estima que esta cifra superará el 25%. Esta transición demográfica implica que millones de familias enfrentan una nueva realidad: cada vez hay más personas mayores que requieren apoyo constante y menos adultos jóvenes disponibles para proporcionarlo.

La estructura familiar mexicana, históricamente extensa, también se ha reducido. La migración interna y hacia el extranjero ha provocado que muchos adultos mayores vivan solos o lejos de sus hijos. En paralelo, la incorporación de las mujeres al mercado laboral ha limitado la posibilidad de brindar cuidados permanentes en el hogar, lo que genera la necesidad de nuevos esquemas de atención, tanto públicos como privados. Este cambio representa un desafío cultural, ya que el cuidado familiar se percibía como un deber moral y afectivo, más que como una responsabilidad compartida con el Estado o la comunidad.

Más del 80% del cuidado en México sigue recayendo en las familias, principalmente en mujeres sin remuneración. Estas cuidadoras, muchas veces hijas o esposas, asumen una carga física y emocional significativa, que impacta su bienestar y su economía. La falta de reconocimiento laboral, capacitación y apoyo institucional genera un círculo de desigualdad que se transmite entre generaciones.

En los últimos años, diversas organizaciones civiles y académicas han insistido en la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, que permita articular políticas públicas de salud, trabajo y desarrollo social. Este sistema tendría como objetivo profesionalizar la labor de quienes cuidan, ofrecer servicios comunitarios y reducir la desigualdad de género en el hogar. Aunque el tema ha sido discutido en el Congreso y en espacios gubernamentales, aún no se ha implementado de manera integral.

La salud es un componente clave en este proceso de cambio. El aumento de enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión o Alzheimer requiere cuidados especializados y prolongados. Las familias, en muchos casos, carecen de los conocimientos necesarios para brindar este tipo de atención. Las instituciones de salud pública, han desarrollado programas de educación y acompañamiento, pero su cobertura sigue siendo limitada frente a la creciente demanda.

En el ámbito económico, la transformación de los roles familiares también tiene impacto. Cuidar a una persona mayor implica tiempo, recursos y, muchas veces, la renuncia a oportunidades laborales. Por otro lado, los adultos mayores con pensión o ingresos propios contribuyen al sustento del hogar, convirtiéndose en pilares económicos. El desafío está en equilibrar las necesidades de cuidado con la sostenibilidad financiera de las familias y del sistema público.

El cambio de roles también tiene una dimensión emocional. Para muchos adultos mayores, pasar de ser cuidadores a depender de otros puede resultar difícil. La pérdida de autonomía, la soledad y el miedo a ser una carga son sentimientos comunes. En paralelo, los cuidadores familiares enfrentan estrés, agotamiento y, en ocasiones, conflictos con otros miembros del hogar. Por ello, especialistas en gerontología destacan la importancia de la educación emocional, el acompañamiento psicológico y las redes de apoyo comunitario.

México se encuentra en una encrucijada: o asume colectivamente el desafío del cuidado, o mantiene una estructura que sobrecarga a las familias y perpetúa desigualdades. Diversas instituciones han advertido que el envejecimiento poblacional será uno de los principales retos de las próximas décadas. Implementar un sistema integral de cuidados no solo es una cuestión de justicia social, sino una necesidad para garantizar el bienestar y la dignidad de millones de personas.

La transformación de los roles familiares en torno al cuidado no debe verse como una pérdida de valores tradicionales, sino como una evolución necesaria hacia una sociedad más equitativa y solidaria. Reconocer que cuidar es un trabajo con valor social y económico, y que todos —en algún momento— necesitaremos ser cuidados, es el primer paso para construir una cultura de corresponsabilidad.

Envejecer con dignidad no depende únicamente de la edad, sino del entorno que nos rodea. México, un país de profundas raíces familiares, tiene la oportunidad de combinar su herencia cultural de solidaridad con políticas modernas que garanticen derechos, autonomía y bienestar. La transición de “de cuidar a ser cuidados” es, en realidad, un reflejo de un país que comienza a mirarse en el espejo del tiempo y a prepararse para su propio futuro.

Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda, deberá consultar siempre con su médico de confianza.

Fuentes bibliográficas:

  1. Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Estadísticas a propósito del Día Internacional de las Personas Mayores 2024.

  2. CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe). El desafío de los cuidados en América Latina y el Caribe: hacia un sistema integral. Informe 2024.

  3. Secretaría de Bienestar de México. Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores. Informe de avance 2025.

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