En un contexto donde más de la mitad de la población mundial vive en áreas urbanas —donde los espacios verdes escasean— resulta crucial explorar cómo la exposición temprana a la naturaleza favorece el desarrollo cognitivo en la infancia, particularmente en megaciudades mexicanas como Ciudad de México. Recientes investigaciones han confirmado que estar en contacto con entornos naturales puede incrementar habilidades cognitivas vitales en los primeros años de vida y durante la infancia media.
Evidencia desde México: Ciudad de México y el razonamiento perceptivo
Un estudio transversal realizado en la Ciudad de México examinó 144 niños varones de entre 6 y 11 años, pertenecientes al estudio MetCog de 2017. La investigación evaluó su desempeño en pruebas de razonamiento perceptivo (como diseño con bloques y razonamiento matricial), mediante la Escala de Inteligencia de Wechsler para Niños y otras evaluaciones neuropsicológicas. La exposición a espacios verdes se midió usando el índice de vegetación normalizada (NDVI) en áreas de hasta 3,000 metros alrededor del domicilio. Los resultados mostraron una relación positiva y significativa: a mayor cobertura vegetal, mejor fue el desempeño en tareas que requieren razonamiento espacial y visoperceptivo. Esto sugiere que la cercanía a áreas verdes podría tener un impacto beneficioso en el desarrollo de ciertas habilidades cognitivas en la niñez urbana.
Revisiones sistemáticas: mejora en atención, funciones ejecutivas y autorregulación
Una revisión científica publicada en 2024 recopiló datos de más de 50 estudios sobre los efectos de la naturaleza en el desarrollo cognitivo infantil. La mayoría de los estudios observacionales y experimentales concluyeron que la exposición al entorno natural —ya sea a través del juego libre, caminatas o actividades estructuradas al aire libre— tiene efectos positivos, aunque modestos, en la atención sostenida y en funciones ejecutivas como la planificación y la memoria de trabajo. El efecto fue más consistente en niños menores de 10 años y en aquellos sin trastornos neurocognitivos.
La teoría de la restauración de la atención
La teoría de la restauración de la atención (ART, por sus siglas en inglés) propone que los entornos naturales permiten a los individuos recuperar su capacidad de atención dirigida, que se desgasta con el uso constante en entornos urbanos y altamente demandantes. En los niños, esta restauración puede traducirse en una mejor concentración en clase, mayor capacidad para seguir instrucciones y mejor gestión del tiempo. Estudios en jardines escolares han mostrado que incluso observar vegetación desde las ventanas del aula puede tener un efecto positivo en la concentración y la conducta en clase.
Resultados complementarios: autoestima, creatividad y comportamiento
Además de los beneficios cognitivos, la exposición temprana a la naturaleza también impacta aspectos emocionales y conductuales. Se ha encontrado que los niños que tienen contacto regular con áreas verdes presentan mayores niveles de autoestima, mejor control de impulsos y menor agresividad. Estos factores, aunque no se consideran tradicionalmente como parte del “cognitivo”, tienen un efecto directo en la manera en que los niños aprenden, se relacionan y procesan información en ambientes escolares.
¿Qué implicaciones tiene esto para México?
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Planificación urbana: las ciudades mexicanas enfrentan un gran reto en cuanto a la disponibilidad y calidad de espacios verdes. La inclusión de áreas naturales en la planeación urbana debe considerarse como una política de salud pública y de desarrollo educativo.
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Diseño escolar: las escuelas pueden integrar jardines, huertos escolares o patios arbolados para fomentar el contacto cotidiano con la naturaleza. Esto podría ser especialmente útil en escuelas de zonas urbanas densamente pobladas, donde el juego al aire libre se ve limitado.
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Programas sociales y comunitarios: actividades extracurriculares que involucren contacto con la naturaleza —como excursiones, talleres ambientales o educación ecológica— deberían fomentarse desde edades tempranas y como parte de una estrategia educativa más amplia.
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Reducción de desigualdad: en muchas zonas marginadas del país, la falta de acceso a espacios verdes limita estas oportunidades de desarrollo cognitivo. Garantizar un acceso equitativo a entornos naturales no es solo una cuestión ambiental, sino también de justicia social y educativa.
Conclusión
La evidencia nacional e internacional demuestra que el contacto temprano y constante con la naturaleza favorece el desarrollo cognitivo infantil. Mejora funciones ejecutivas, memoria, atención y razonamiento espacial, y también potencia habilidades emocionales y sociales que fortalecen el aprendizaje. En México, donde las condiciones urbanas pueden limitar este acceso, es fundamental implementar políticas y prácticas educativas que reconozcan el papel de la naturaleza como un aliado en el desarrollo integral de los niños y niñas.
Este material es de carácter educativo e informativo únicamente, no sustituye ni reemplaza la consulta profesional, y en ningún caso deberá tomarse como consejo, tratamiento o indicación médica. Ante cualquier duda deberá consultar siempre con su médico de confianza.
Fuentes bibliográficas
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Moreno-Macías, H., et al. (2023). Cross-sectional evaluation of the association between greenness and cognitive performance in Mexican pre‑pubertal boys. Science of the Total Environment.
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Haaland, C., et al. (2024). Benefits of nature exposure on cognitive functioning in children and adolescents: A systematic review and meta-analysis. Journal of Environmental Psychology.
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Díaz-Martínez, F., et al. (2023). Neurodevelopmental Benefits of Active/Passive School Exposure to Green and/or Blue Spaces in Children and Adolescents. International Journal of Environmental Research and Public Health.